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Me lo habían contado, lo había leído, pero nada como vivirlo. Este año he podido disfrutar de varios espectáculos flamencos, protagonizados todos ellos por grandes figuras como Sara Baras, María Pagés o Cristina Hoyos. Pero también me he perdido algunos que hubieran sido claves: el de Paco de Lucía y el del pobre Enrique Morente en el Gran Teatro del Liceo. Por cuestiones de trabajo y demás, lo acabé dejando pasar y pensé "ya a la próxima no falto". Y qué puñetero es el destino (o lo que sea), porque en el caso del cantaor ya no va a poder ser... qué mala suerte, qué rabia y qué lástima.
Precisamente por eso llevaba días encabezonada en ir a ver a otro grande que pasó hace meses por aquí... Y menos mal que ha vuelto a "su casa" para cerrar la Gira y alegrarme un poco este año tan... Lo que viví anoche en el Teatre Coliseum de Barcelona es sencillamente: MARAVILLOSO. No podía creerme que, décadas después de su máximo esplendor, la copla española sonara tan y tan bien, tan y tan bonita. Qué vozarrón el de Miguel Poveda, qué letras tan bonitas, cómo gesticulaba y las representaba, cómo llegué a llorar, cómo disfruté! Más que un gorrino en una charca
Con 'Ojos verdes' me acordé de unos que ya no me reconocen cuando me miran... Gracias a ellos a mí me tira tanto ese cante, esa tradición. Con 'Coplas del querer' y el momento Farina ("Vino tinto") que incluye pensé: "Si mi abuelo (que en paz descanse el pobre) viviera y escuchara esto, alucinaría pepinillos... Pensé que mi marío se iba a aburrir más que una ostra, porque él es más de Camarón y esas cosas, pero no, ya desde el primer lamento, desde el primer "quejío", puso oído cocina y al final se dejó allí las manos de tanto aplaudir.
Hay que tener arte para cantar de esa manera, con tanto sentimiento... Hay que tener arte para bordar en Barcelona la 'Senda del viento' y recordarnos a la propia Carmen Amaya a quien de ella sólo conocemos la leyenda... Hay que tener arte (y guasa) para arrancarse con 'Alfileres de colores' en este territorio hostil para el mundo del toreo... Hay que tener arte para rendirle tan sentido y bonito tributo a un maestro con algo así: "La luna de Nueva York tiene cuatro columnas de cielo. La aurora de Nueva York tiene cuatro columnas de cielo y una noche granaína. Y en el Cerro Palomares, estando en casa de Enrique, le escuché yo mil cantares. La luna le dijo 'olé'. La luna, llena de embrujo, se fue para el sol naciente y le dijo 'vente corriendo, canalla, que está cantando Moriente"
Y, en definitiva, hay que tener mucho arte para atreverse con un tema tan emblemático para la cultura catalana como 'El Cant dels Ocells (El Canto de los Pajarillos, del compositor Pau Casals)" por bulerías... Muy grande, en serio, y el Chicuelo, su guitarrista, también, porque se marcó un solo por bulerías brutal.
A parte de la demostración de arte y grandeza, cabe destacar el derroche de sencillez y humildad de este chaval... Eso, sin duda, también le hace especial y de los mejores.
Precisamente por eso llevaba días encabezonada en ir a ver a otro grande que pasó hace meses por aquí... Y menos mal que ha vuelto a "su casa" para cerrar la Gira y alegrarme un poco este año tan... Lo que viví anoche en el Teatre Coliseum de Barcelona es sencillamente: MARAVILLOSO. No podía creerme que, décadas después de su máximo esplendor, la copla española sonara tan y tan bien, tan y tan bonita. Qué vozarrón el de Miguel Poveda, qué letras tan bonitas, cómo gesticulaba y las representaba, cómo llegué a llorar, cómo disfruté! Más que un gorrino en una charca
Con 'Ojos verdes' me acordé de unos que ya no me reconocen cuando me miran... Gracias a ellos a mí me tira tanto ese cante, esa tradición. Con 'Coplas del querer' y el momento Farina ("Vino tinto") que incluye pensé: "Si mi abuelo (que en paz descanse el pobre) viviera y escuchara esto, alucinaría pepinillos... Pensé que mi marío se iba a aburrir más que una ostra, porque él es más de Camarón y esas cosas, pero no, ya desde el primer lamento, desde el primer "quejío", puso oído cocina y al final se dejó allí las manos de tanto aplaudir.
Hay que tener arte para cantar de esa manera, con tanto sentimiento... Hay que tener arte para bordar en Barcelona la 'Senda del viento' y recordarnos a la propia Carmen Amaya a quien de ella sólo conocemos la leyenda... Hay que tener arte (y guasa) para arrancarse con 'Alfileres de colores' en este territorio hostil para el mundo del toreo... Hay que tener arte para rendirle tan sentido y bonito tributo a un maestro con algo así: "La luna de Nueva York tiene cuatro columnas de cielo. La aurora de Nueva York tiene cuatro columnas de cielo y una noche granaína. Y en el Cerro Palomares, estando en casa de Enrique, le escuché yo mil cantares. La luna le dijo 'olé'. La luna, llena de embrujo, se fue para el sol naciente y le dijo 'vente corriendo, canalla, que está cantando Moriente"
Y, en definitiva, hay que tener mucho arte para atreverse con un tema tan emblemático para la cultura catalana como 'El Cant dels Ocells (El Canto de los Pajarillos, del compositor Pau Casals)" por bulerías... Muy grande, en serio, y el Chicuelo, su guitarrista, también, porque se marcó un solo por bulerías brutal.A parte de la demostración de arte y grandeza, cabe destacar el derroche de sencillez y humildad de este chaval... Eso, sin duda, también le hace especial y de los mejores.
Última edición por menkita el Vie Dic 24, 2010 11:56 am, editado 1 vez
