La Academia de la Música premia el compromiso de Peret con la rumba
Ha influido en varias generaciones de artistas: de Los Amaya a Estopa y de Las Grecas a Macaco.
La Junta Directiva de la Academia de las Artes y las Ciencias de la Música ha decidido, por unanimidad, conceder a Pere Pubill Calaf, Peret, el Premio a Toda Una Vida de esta XIV edición de los Premios de la Música. El cantante catalán recibirá el galardón durante la gala de los Premios, que este año se celebrarán el 4 de marzo en el Teatro Häagen Dasz Calderón de Madrid.
Peret es a la rumba catalana lo que John Lee Hooker puede ser al blues o Dylan al folk electrificado, es decir, un pionero. Y en activo. De ahí a que la Academia de la Música le haya concedido este prestigioso galardón.
El artista se crió en el barcelonés barrio de El Raval. Allí los clanes gitanos iban a gestar una revolución musical de la que Peret sería padre y protagonista. La rumba gitana se maridó con la guaracha y el mambo de Pérez Prado para alumbrar un nuevo género: la rumba catalana.
Poco importa ya cómo nació ese rasgueo percusivo conocido como el ventilador, ‘ese truco tan ingenioso y de fácil ejecución’ que diría el sabio Gato Pérez, porque lo crucial es que no se ha perdido: gracias, Peret.
La vocación musical le viene desde niño, cuando la guitarra se convirtió en su sombra y su innato gracejo le fue colocando más cerca de las juergas rumberas que del mercadeo de paños. Pero su carrera se inició cuando tuvo un accidente de moto a los 16 años. Finalmente la popularidad le llegó cuando en 1974 representó a España en el Festival de Eurovisión con “Canta y sé feliz”.
Después de superar una grave enfermedad en los 80, Peret regresó en los 90 y hasta hoy sigue grabando y cuidando un legado que tiene continuidad. Como muestra un botón: el disco de homenaje editado por Chewaka en 2000, donde escuchamos versiones de sus éxitos en compañía de admiradores de las nuevas generaciones (Ojos de Brujo, Los Enemigos, Fermín Muguruza, Amparanoia o el mismísimo David Byrne).
El rumbero mayor del reino goza de una extraordinaria salud artística. En 2009 nos regaló un soberbio repaso a melodías que marcaron su infancia, como “Rascayú” o “María de la O”, en el disco De los cobardes nunca se ha escrito nada . Puro genio. Y que nos dure.
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